Las Máscaras - Qué son y porque necesitas conocerles (parte 1)

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Tantas veces en la espiritualidad se oye hablar de las Máscaras, pero sin entender el significado exacto o la increíble importancia de conocer este tema. Por lo tanto, es hora de entender lo que significan y por qué es tan importante tomar conciencia de su existencia. En primer lugar, las máscaras forman parte de tu carácter, ya que son esas caras que te componen y te caracterizan. Con el término Máscaras nos referimos a todas aquellas expresiones emocionales que nacen de los sentimientos, como la ira, el odio, la alegría, el amor, la envidia, la generosidad y todos los demás sentimientos que conocemos. A través de un sentimiento surge una máscara, es decir, tu forma de reaccionar ante ese sentimiento, que te hace comportarte de una determinada manera. Tu carácter está formado por numerosas máscaras que siempre han estado presentes en ti, en las que acabas identificando tu personalidad. Aunque no te des cuenta, todos los días cambias de una máscara a otra en diferentes momentos del día, porque dependiendo de la situación que tengas delante, de la persona, o dependiendo de los pensamientos que pasen por tu cabeza, experimentas diferentes sentimientos y tus máscaras fluyen a partir de ellos. En la vida cotidiana, sucede que muchas máscaras entran en ti, pero todo sucede de forma espontánea y extremadamente rápida, por lo que ni siquiera te das cuenta cuando cambias tus sentimientos o la forma en que reaccionas ante tales cosas, porque sucede de forma natural y rápida. Cuando cambias de máscara, simplemente cambias tu estado de ánimo y tu forma de pensar sin darte cuenta, ya que el cambio es silencioso y las máscaras no se presentan ante ti con su nombre escrito, sino que influyen en ti sin que les prestes siquiera atención. Cada máscara, ya sea la ira, el nerviosismo o la serenidad, la alegría, sucede todo el tiempo durante tu día, incluso por momentos muy breves, por lo que no te das cuenta de hasta qué punto una máscara en particular está presente en tu rutina, porque su actividad puede tener lugar incluso en unos pocos segundos, luego desaparece de nuevo. Por eso no es nada fácil darse cuenta de cuáles son tus máscaras cotidianas, porque a veces aparecen y desaparecen tan rápidamente que ni siquiera eres consciente de su presencia; pero están ahí y te influyen.
Las máscaras, de forma general, se pueden clasificar en términos como Celos, Apatía, Frustración, Angustia, o Altruismo, Generosidad y muchos más. Pero cada una de ellas es increíblemente más amplia en el sentido de que puede dar lugar a diferentes facetas y asociarse a más sentimientos. Cada persona puede tocar una cara diferente de los celos y no reaccionar de la misma manera que lo harían otros. Por ejemplo, hay quienes, cuando experimentan sentimientos de celos, empiezan a replegarse sobre sí mismos, se ponen tristes, piensan mal de sí mismos y empiezan a infravalorarse porque se consideran inferiores a la otra persona de la que están celosos; así que, además de la máscara de los celos, empiezan a aparecer otras máscaras, como la tristeza, el pesimismo, etc. Otras personas, en cambio, cuando experimentan celos, se vuelven muy agresivas hacia los demás, empiezan a odiar a la persona de la que están celosas y sienten una fuerte ira hacia la persona de la que están celosas o hacia las personas de su entorno que les han hecho sentir en competencia. Por eso, en estos casos, las máscaras de los celos dan paso rápidamente a las de la ira, el odio y la agresividad. Por lo tanto, cada uno de nosotros reacciona de manera diferente ante la misma máscara, porque no todos somos iguales. Cada máscara es muy amplia y puede expandirse en diferentes direcciones para cada uno de nosotros. Además, reconocer las propias máscaras no es nada sencillo. Empezando por los celos, que la mayoría de la gente cree que no siente en absoluto, que "nunca" ha tenido celos de nadie; y sin embargo desde fuera se ve muy bien quién siente celos en un momento dado, porque la actitud cambia y se apodera de uno una especie de mala leche sutil pero posesiva, hasta el punto de decir cosas desagradables de otra persona que no se merece en absoluto ese comportamiento; pero es lo que los celos llevan a hacer a quien es adicto a ellos en ese momento.
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No sólo los celos son difíciles de reconocer, sino también muchos otros sentimientos que simplemente experimentas sin ni siquiera saber que los tienes; como la dificultad de reconocer el amor por alguien de lo que es más bien atracción emocional o física, que es muy diferente del amor. Sin embargo, el mero hecho de que no puedas quitarte a esa persona de la cabeza puede hacerte pensar que se trata de amor verdadero, aunque lo cierto es que eso es atracción física. Por otro lado, también nos puede atraer la mente de alguien, su forma de comportarse y de reaccionar ante las dificultades, o nos puede atraer su intelecto, pero incluso en este caso no sería amor, sino atracción, que en unos meses puede desvanecerse, a diferencia del amor, que, con el tiempo, se hace más fuerte. No es fácil reconocer los propios sentimientos, y mucho menos reconocer las propias máscaras, que resultan ser aún más influyentes e incisivas sobre nosotros. En cierto modo, es como si ciertas máscaras te poseyeran y en esos momentos no pudieras pensar por ti mismo porque cada una de tus palabras y maneras están controladas por esa máscara, que te empuja a comportarte de una manera precisa sin que tú tengas control sobre ella. Cuando prevalece en ti una fuerte máscara, pierdes el control y la lucidez, tanto que dices o haces cosas de las que luego te arrepientes. Por ejemplo, puedes decir frases a una persona que no quieres decir, porque estás nervioso o enfadado, y acabas diciendo malas palabras o palabras que sabes que van a herir a la otra persona, porque en ese instante crees que es correcto herirla y quieres hacerlo; al cabo de un tiempo, sin embargo, te das cuenta de que has sido excesivamente malo y que esa persona no se merecía tanto. De ahí surge la culpa, otra máscara que te hace sentir mal y te posee, ya que por culpa acabas doblegándote ante la otra persona aún a costa de "perder tu dignidad" para compensarla. Todos nosotros estamos compuestos de numerosas máscaras que alternativamente vivimos, sufrimos o nos poseen. Por supuesto, no te tomes a mal el término "poseído", porque es una forma de hablar, pero hay que tener en cuenta que en determinados momentos alguna de las máscaras puede tomar el control sobre ti hasta tal punto que te falte lucidez en esos momentos y acabes diciendo o haciendo cosas de las que te arrepientas. No son necesariamente palabras o acciones graves, seamos claros, pero son reacciones que con la mente clara piensas que "no te pertenecen", porque como persona consciente nunca te habrías comportado así, y sin embargo en esos momentos actuaste sin control.
Conocer la existencia de las máscaras es un buen comienzo, pero que quede claro que este tema no es meramente teórico, ni mucho menos un fin en sí mismo. El tema Máscaras te sorprenderá, porque no es sólo un término para identificar tus emociones, sino que es la constatación de ciertas áreas de tu persona que puedes decidir cambiar o silenciar, porque reconoces que te están haciendo daño, o que te hacen aparecer ante los demás como una persona negativa o sin sentido, aunque tú no creas ser esto. Por dentro sabes que eres mejor persona, pero hay veces que ciertos sentimientos se apoderan de ti y tus máscaras ahogan tu lucidez para parecer sólo ellas; como esas veces en las que te pones triste por nada, tanto que pareces una persona débil y deprimida incluso ante una nimiedad. Luego, cuando recuperas la lucidez, te das cuenta de que en realidad no había motivo para sentirte tan mal, y te sientes culpable por haber causado una "mala impresión" ante otras personas que podrían haber pensado de ti que eras demasiado frágil y que no podías hacer frente a la más mínima dificultad si no era rompiendo a llorar. Conocer las máscaras no es sólo dar un término a lo que ocurre, sino que servirá para mejorar tu conciencia de las máscaras que tienes encima. Esto se debe a que las máscaras que te componen pueden lastimarte seriamente, como esas veces que puedes caer en una tristeza agónica, de esas que te lastiman seriamente, tanto que piensas que quieres castigarte, no necesariamente con acciones físicas sino también sólo atormentándote con malos pensamientos que te culpan de situaciones de las que realmente no eres culpable, sin embargo quieres lastimarte y sigues culpándote y casi asqueándote. Las máscaras pueden ser muy crueles, tanto que pueden perjudicarte incluso más de lo que lo haría una persona externa. Si piensas, por ejemplo, en la depresión que padecen muchas personas, no se dan cuenta del daño que se hacen a sí mismas, es más, ni siquiera se dan cuenta de que esa tristeza constante no es normal, y sin embargo están completamente poseídas por ella y no encuentran ni un solo pensamiento por el que serenarse y siguen haciéndose daño con sus propios pensamientos.
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Tomar conciencia de tus propias máscaras será un verdadero viaje práctico, ya que aprenderás a través de técnicas específicas a tener más poder sobre ellas. Con la práctica aprenderás a recuperar la lucidez antes de que sea demasiado tarde, para que actúes con conciencia en lugar de dejarte abrumar por las máscaras y arrepentirte después. Serás capaz de reconocer en tiempo real qué máscaras sólo están ahí para perjudicarte, para que puedas decidir silenciar esa máscara y evitar que te perjudique. Serás capaz de darte cuenta de cuándo es demasiado y, gracias a técnicas específicas, podrás desprenderte de una máscara concreta o amplificarla si sientes que te sirve o te hace sentir bien en ese momento. Y es que no sólo hay máscaras negativas, sino también aquellas que, obviamente, te hacen sentir bien. Imagina que cada vez que tienes que enfrentarte a un examen y la ansiedad empieza a apoderarse de ti, decides desprenderte de esa máscara para que resurja tu optimismo y buena voluntad, de modo que te sientas más seguro y te sientas impulsado a dar lo mejor de ti para afrontar ese reto. La situación se invertiría por completo. O piensa en todas esas veces en las que, debido a la presencia de una persona concreta, tu estado de ánimo cambia y te "conviertes en otra persona", por ejemplo, te pones nervioso porque no soportas a esa persona, o te vuelves inseguro y frágil porque consigue hacerte dudar de ti mismo y de tu valía; o de nuevo, te vuelves ansioso y frágil precisamente porque te gusta esa persona, y siempre tienes miedo de causar una mala impresión delante de ella, la misma razón por la que al final te arriesgas a causar una debido a tu inseguridad. En todas estas situaciones son tus máscaras las que predominan sobre ti, tanto que pierdes la claridad mental y te mueves como una marioneta, porque en esos momentos no estás con la cabeza y te dejas mover por 'tus bajos instintos'. Puedes decidir tomar conciencia de tus máscaras, tomar el control sobre ellas y quitarles el poder de tu vida, para recuperarlo por completo.
Mientras pienses que las máscaras son completamente tuyas, puede que tengas razón en que conforman tu personalidad y que no hay nada de malo en dar rienda suelta a cada una de ellas. Pero aquí es donde surge el problema, porque nuestras máscaras no son sólo nuestras, sino que pueden estar increíblemente influidas por factores externos, que son los más variados. Nuestros sentimientos y pensamientos, y por tanto nuestras máscaras, pueden verse influidos o incluso manipulados deliberadamente por personas o presencias externas. Nuestro estado de ánimo puede cambiar completamente debido a influencias externas que pueden ser programas de energía presentes en un lugar, o la influencia de los pensamientos que la gente tiene sobre nosotros. Pero también hay personas, así como presencias y entidades, que conocen muy bien cómo funcionan las máscaras y saben que pueden ser manipuladas desde fuera. Así, hay quienes manipulan los pensamientos y sentimientos de la gente, para su propio placer personal o contable, sin tener el más mínimo resentimiento hacia lo que están haciendo y sin respeto por la persona a la que están manipulando deliberadamente. Los sentimientos y pensamientos que experimentas durante el día pueden no ser realmente tuyos, sino inducidos por lo que algunas personas quieren que pienses o sientas. Y es aquí, más que nunca, donde tienes que ser capaz de reconocer cuáles son tus máscaras y cuándo están siendo manipuladas a propósito para hacerte sentir mal. Tomar el control de tus máscaras significa no sólo conocerte a ti mismo, sino también protegerte de las voluntades negativas de personas y presencias que te influyen constantemente. En este curso aprenderás muchas técnicas que te permitirán tomar el control de tus máscaras y decidir cuándo pueden permanecer y cuándo deben ser retiradas, por considerarlas perjudiciales para ti o para las personas que te rodean. De momento, puedes reflexionar sobre el tema y, si tienes preguntas, puedes dejarlas pulsando con el botón derecho del ratón y haciendo clic en "Escribir pregunta". Mientras tanto, estaré encantado de leer tus comentarios o experiencias al respecto, que te invito a escribir a continuación en un comentario al artículo.
Fin de la página 3 de 3. Si te ha gustado el artículo, comenta a continuación tus sensaciones al leer o practicar la técnica propuesta.
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