La verdad sobre la reencarnación (1ª parte)
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Cuando hablamos de reencarnación, pensamos inmediatamente en el concepto deliberadamente erróneo y exagerado que nos han inculcado desde pequeños, para alejarnos de la existencia de vidas pasadas con el fin de impedirnos descubrir quiénes somos realmente. La reencarnación te hace pensar inmediatamente en la idea de que en una vida anterior fuiste una planta, luego te convertiste en una hormiga, para luego convertirte en un cerdo en la vida siguiente y volver a pasar a un cuerpo humano, para luego convertirte en un gato, y así sucesivamente. Este pensamiento inmediatamente pone barreras en tu mente que te hacen decir: «¡Son todas tonterías! No quiero creer que en mi vida anterior fui una hormiga y que en la próxima me convertiré en un simple animal doméstico, después de todo el esfuerzo y los obstáculos que he tenido que superar en esta!». Y tu pensamiento es absolutamente correcto, porque la reencarnación no funciona de una manera tan confusa y desordenada, aunque no para todos sea un crecimiento evolutivo continuo, ya que depende de cada persona y de las decisiones que toma en la vida; pero esto no significa que pases de ser una hormiga a ser un humano con tanta simplicidad. Puedes estar seguro de que en tu vida anterior no eras una hormiga ni un cerdo, sino un ser humano. Te aseguro que a través de este libro comprenderás todo sobre la reencarnación y las vidas pasadas, así que tómate tu tiempo para leerlo con atención y no te saltes ni una página, para que cuando termines de leerlo tengas un enorme bagaje de conocimientos. El primer paso fundamental para descubrir tus vidas pasadas es conocer y comprender el acto de la reencarnación. Aunque muchos creen que es un acontecimiento previsible y totalmente obvio, en realidad no todos logran reencarnarse, porque se trata de un acontecimiento de gran importancia, pero la sociedad actual no nos prepara para atravesarlo, por lo que llegamos a ese momento sin la mínima preparación. Algunos pueblos se preparan toda la vida para llegar listos a la reencarnación y conseguirla exactamente como la han deseado; mientras que muchos otros, como el nuestro, llegamos a ella casi sin saber de su existencia o sin creer en ella, y ese acontecimiento se convierte en una verdadera lucha. La reencarnación es la continuidad de la vida, la enorme posibilidad que tienes de cambiar de personalidad, de vida, de lugar de nacimiento, de familia, de capacidades mentales, porque no solo cambias de ciudad, sino que cambias todo en tu vida, ¡incluso a ti mismo! Por lo tanto, es una experiencia maravillosa si se conoce en los términos adecuados. Pero, ¿qué podría pensar una persona que ha pasado esta vida sufriendo y que se basa únicamente en las migajas de una teoría errónea que le han inculcado? Es evidente que podría pensar que la reencarnación es una condena, porque le obligará a sufrir «para siempre» tal y como sufre hoy. La reencarnación no es la continuación de esta vida, con el mismo cuerpo, los mismos pensamientos y las mismas cosas sucediendo, sino la posibilidad de renacer en un contexto completamente diferente, en la piel y la mente de alguien diferente a como eres hoy. Una persona propensa a la depresión ve todo negativo e imprime este tipo de pensamiento a los demás, haciéndoles despreciar la vida. Nuestra vida, aunque pueda asustarnos en diversas ocasiones, es la mayor oportunidad que se nos ha ofrecido y no debemos desperdiciarla ni arruinarla con nuestras propias manos. Quienes tienden a la depresión creen que la solución a todos los males es la decisión de morir, porque la idea de morir para siempre les hace sentir libres de responsabilidades. Por desgracia, son muchos los que no tienen las ideas claras sobre la sucesión de las vidas, por eso algunas personas creen que hay que bloquear, por así decirlo, la reencarnación, definiéndola casi como una condena. De hecho, hay quienes creen que la reencarnación es una repetición de la misma vida, con los mismos problemas y los mismos dolores, vida tras vida, con total identidad; pero, afortunadamente, no es así en absoluto. Sostienen que la reencarnación es algo que hay que detener, que hay que evitar a toda costa, porque es mucho mejor «morir para siempre» que cambiar de vida y abrirse a nuevas posibilidades. Otros, en cambio, como los católicos, excluyen por completo la existencia de la reencarnación, ya que creen en el cielo y en el infierno, por lo que, una vez fallecidos, nos reuniremos con los ángeles que nos acogerán en el cielo o con los demonios que nos azotarán por toda la eternidad. También hablaremos de este tema en este libro, pero dejemos una cosa clara desde el principio: que lo creas o no, no cambia absolutamente nada.
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La reencarnación es un hecho natural que todos, al final de nuestra vida, intentaremos cumplir, pero podemos elegir llegar preparados o negarla hasta el final y arriesgarnos a morir para siempre, o incluso reencarnarnos en un cuerpo y una vida que no nos gustarán en absoluto debido a nuestra escasa conciencia y a nuestra incapacidad para tomar decisiones rápidas y útiles. La reencarnación es la continuación de la vida, pero no de esta vida: es la continuación de la vida verdadera. Nuestra vida actual es solo una de las muchas que vivimos para llenar nuestra Alma de conocimientos diferentes y, a veces, opuestos entre sí, y cada vida es diferente porque nosotros somos diferentes. En una vida podemos nacer mujer, en la siguiente hombre, y solo con el cambio de sexo se puede cambiar toda la visión de la vida que continúa. Una mente masculina es muy diferente de una mente femenina, ya que razona de manera diferente, observa de manera diferente, siente emociones por motivos y situaciones diferentes. Vivir una vida como mujer y luego una vida como hombre te permite ampliar tus conocimientos y hacer evolucionar tu Conciencia de una manera muy superior, en lugar de vivir siempre solo en cuerpos femeninos o solo en cuerpos masculinos. La reencarnación en cuerpos diferentes no equivale ni remotamente a la decisión de cambiar de sexo mediante la cirugía en la misma vida, porque no se trata solo de tener un cuerpo diferente, sino de la mente y la forma de razonar y vivir las experiencias, que no se pueden cambiar con la cirugía. Por lo tanto, reencarnarse muchas veces y vivir varias vidas en cuerpos femeninos y luego en masculinos es muy diferente a intentar convertirse en el otro sexo en la misma vida, porque aunque físicamente puedas parecerte, nunca entenderás cómo razona el otro dentro de su mente, a menos que lo experimentes de primera mano viviéndolo desde el nacimiento. He aquí una razón por la que la reencarnación es extremadamente fascinante y vale la pena vivirla, ya que no hay castigo, sino solo una gran experiencia.
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