¿Se puede ver el futuro?
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El futuro es un tema que asusta a mucha gente porque temen lo que pueda pasar, les hace sentir impotentes, sin imaginar la utilidad de poder ver el futuro por adelantado. Partamos de la base de que sí, el futuro se puede ver, y sí, también se puede cambiar.
Sin embargo, en lo que a esto se refiere, hay algunos estereotipos que deben ser derribados inmediatamente. El primer estereotipo es que el futuro debe «leerse» a través de las cartas, es decir, el tarot, o mediante la lectura de la mano u otros objetos (por ejemplo, la bola, los posos del café... y otros métodos similares). Nada más falso. El futuro se puede observar a través del desarrollo de las facultades psíquicas que lo permiten. El sexto sentido es una herramienta que todos poseemos, solo que hay que desarrollarla, como cualquier otro músculo. El hecho de que se encuentre en el cerebro y la mente no significa que no deba entrenarse: es un músculo que hay que desarrollar. A través del sexto sentido se desarrolla la facultad de ver el futuro, lo que nos permitiría decidir cómo comportarnos y, en su caso, cambiar algo con mucha antelación.
Otro estereotipo que hay que derribar sobre el futuro es que quien es capaz de verlo, tiene que verlo todo o nada. Nada más falso. Cuando se practica para ver el futuro, se parte del principio de que hay que decidir qué se quiere ver, para centrar mejor la atención. No se puede simplemente «ponerse a escuchar» y esperar a que lleguen las noticias. Hay que decidir, por ejemplo, si se quiere ver el futuro que nos concierne a nosotros o el futuro que concierne a otra persona. No basta con esperar a que la información de todo el mundo llegue por sí sola (por ejemplo, ver que en el futuro habrá un duelo en la familia, o que dentro de muchos años perderás tu casa, o que tu hijo se casará con una persona que no te gusta, o que en el futuro habrá una guerra al otro lado del mundo), sino que eres tú quien debe decidir qué tipo de futuro quieres ver y sobre quién o qué. Si deseas conocer el futuro de la salud de ese familiar, tendrás que practicar con él para conocerlo, o si deseas conocer el futuro de un tema concreto que concierne al mundo (como por ejemplo: ¿cómo acabará esa situación política?), tendrás que actuar para conocer su futuro.
Ver el futuro requiere práctica y compromiso, y los resultados llegan con certeza. Primero, se entrena en futuros cercanos, es decir, en acontecimientos que podremos confirmar al cabo de unos días. Después de un poco de entrenamiento, podrás empezar a probar con temas más complejos y observar futuros cada vez más lejanos. Cuando empieces a tener pruebas continuas de que tus facultades se están desarrollando realmente, porque estás consiguiendo predecir el futuro, podrás ir cada vez más lejos, sin miedo a equivocarte. Esto significa que ver todo o nada no tiene un significado real, porque podrías entrenarte para ver el futuro de tu vida y, sin embargo, no conocer el futuro de tus familiares, y no saber que pronto habrá un duelo o un acontecimiento importante en la familia. O podrías entrenarte para ver el futuro de tu familia, pero olvidarte de entrenarte para ver tu vida privada concreta... y así predecirías las futuras pérdidas, si es eso lo que te interesa especialmente, pero se te escaparía de la vista lo que va a pasar en tu vida personal (por ejemplo, que te van a despedir, o que te van a ascender, u otras situaciones que no te esperabas). Todo o nada no tiene sentido: tú decides dónde centrar tu atención y, cuanto más entrenes en la Visión del Futuro, más aprenderás a verlo.
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El estereotipo más grave es creer que o se nace con esta capacidad o no, y que en el último caso no se es apto para ello y nunca se podrá aprender. ¡Nada más falso! No se nace con la facultad de ver el futuro. Hay quienes se dan cuenta de que saben hacerlo antes que otros, pero todos, absolutamente todos, pueden desarrollar las facultades psíquicas entrenándose y aprendiendo los métodos adecuados; no hay una edad más adecuada, el momento adecuado es ahora, es este el momento en el que tu conciencia te empuja hacia la búsqueda de estas verdades, y es ahora cuando debes escucharla. Cuanto más tiempo pase, más débil será su «voz» y no podrás seguirla. Ahora, en cambio, es fuerte y te está indicando el camino. Ármate de valor y síguela.
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