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La Setta (1 parte)

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Practicando contra los enemigos de Jesús, descubrimos la existencia de lo que llamamos La Secta y se convirtió en un increíble punto de partida. Empecemos por el principio. Mientras actuábamos contra los casi recién descubiertos Científicos, y practicábamos entretanto las sesiones dedicadas a Jesús y contra sus enemigos, Alexander y yo empezamos a ser conscientes de unas presencias bastante extrañas que llevaban tiempo atacándonos, pero que apenas empezábamos a descubrir. Precisamente porque llevaban tiempo atacándonos, pero apenas empezábamos a descubrirlas, pensamos inmediatamente que estaban relacionadas con los Científicos y que se trataba simplemente de ellos; así que no nos concentramos inmediatamente en investigar para averiguar quiénes eran, porque eran contemporáneos de los Científicos, por lo que pensamos inmediatamente que seguían siendo miembros de ese grupo. Empezamos a percibir la presencia de algunas entidades muy oscuras que no se acercaban a nuestra dimensión para atacarnos, sino que lo hacían desde dimensiones muy lejanas. Al principio pensamos que siempre se trataba de extraterrestres y de diversas tecnologías que simulaban la presencia de Entidades como había ocurrido en el pasado y que siempre eran ellos, por lo que nos concentramos principalmente en actuar contra los Científicos. Pero mientras tanto, seguían existiendo esas Presencias de Entidades que percibíamos que nos atacaban de vez en cuando, pero desde Dimensiones tan distantes y bien estructuradas que resultaba difícil percibirlas, salvo que nos atacaban directamente y, por tanto, al atacarnos rastreábamos sus Frecuencias. Teníamos la duda de que esas entidades no estuvieran directamente conectadas con los Científicos pero, como ocurre a menudo, observaban que los Científicos nos atacaban y entonces también aprovechaban para atacarnos con la esperanza de que, al estar distraídos por los Científicos, no nos diéramos cuenta de su presencia y, por tanto, no reaccionáramos contra esas entidades. Durante unos días fue así, luego nos dimos cuenta de que había algo más de lo que parecía. Así que entre las mil cosas que teníamos que hacer, también empezamos a atacar a aquellas Entidades que presumiblemente estaban aprovechando el jolgorio para unirse y atacarnos esperanzadas y arrogantes. Pero aprovechamos la oportunidad y les atacamos aún más porque nos divertía descubrir tales actitudes por parte de Entidades que quizá no tenían claro cuáles serían las consecuencias para ellas. Nos costó muy poco bajarles los humos, sobre todo cuando los golpes en sus hocicos les impidieron acercarse más. Tan rápido les atacamos como huyeron. Pero cuando se marcharon, dejaron al descubierto Presencias que hasta entonces habían estado ocultas justo a sus espaldas; y estas últimas Presencias parecían aún más ingenuas que el conocimiento de lo que les ocurriría desde el momento en que las descubrimos. Aquellas Entidades -que sólo más tarde te explicaré quiénes eran- ocultaban a sus espaldas otras Presencias que, aunque cabría esperar que fueran más fuertes que las primeras, en realidad eran exactamente lo contrario. Pero a partir de ese momento comenzó una sucesión de experiencias que nunca pensamos que ocurrirían. Cuando atacamos a las Entidades, éstas huyeron inmediatamente sin ningún deseo de seguir acercándose a nosotros; detrás de ellas estaban esas Presencias femeninas que, si a primera vista parecían vagamente Entidades en sí, nos dimos cuenta de que esas Presencias eran demasiado humanas. Hay que decir que, desde hacía algún tiempo, cuando atacábamos a nuestros enemigos, percibíamos una extraña presencia femenina, pero siempre había tanta "gente" a la que atacar -humanos, extraterrestres, enemigos diversos por todas partes- que habíamos pasado por alto esas figuras. Entre otras cosas, a veces las confundíamos con Naranjas. Así que varias veces fuimos a atacar de nuevo a los Naranjas, pero las respuestas psíquicas eran siempre las mismas: los Naranjas ya no están ahí y no tienen ningún deseo ni intención de intentar acercarse de nuevo a ti y a este mundo. Así pues, si aquellas figuras femeninas no eran los Naranjas que nos atacaban, es de suponer que podrían haber sido sus ataques anteriores del pasado al futuro que se estaban produciendo en aquel momento, y así, aunque los Naranjas del presente habían sido sofocados, sus ataques del pasado al futuro seguían produciéndose. Pero como ya les habíamos atacado mucho, para bloquearles e impedir que llegaran a nuestro futuro, nos dimos cuenta de que esta suposición tampoco era correcta. Sin embargo, a pesar de ello, nos centramos en esas figuras femeninas y las atacamos. Recuerdo un momento concreto en el que fui consciente de su presencia, sintiéndolas claramente como mujeres de mediana edad y mayores, con bastante sobrepeso y que practicaban rituales contra Alexander y contra mí. 

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Inmediatamente sentí que se trataba de "brujas" que practicaban ritos, rituales, maldiciones, muñecos de vudú y otros tipos similares de ataques oscuros. Así que enseguida pensé: ¡son las brujas del Anciano! Puesto que el Anciano había fallecido hacía poco tiempo -un año y medio aproximadamente-, era probable que las Brujas y Hechiceros del Anciano -los que "trabajaban" para él- se hubieran tomado un tiempo para restablecerse y luego decidieran intentar atacarnos de nuevo para vengar la muerte del Anciano. También porque cuando el Anciano y sus Hechiceros nos atacaban en el pasado, lo primero que hacían era lanzarnos docenas de Entidades Oscuras cabreadas que nos atacaban como perros amaestrados con el objetivo de que nos distrajeran y nos dejaran tirados y nos cansaran más para cuando el Anciano y los Hechiceros nos hubieran atacado por última vez. Así que podía ser que hubieran vuelto a la carga y que, junto con los Científicos, también tuviéramos que luchar contra los Hechiceros. Así pues, ante la duda, Alexander y yo volvimos al Anciano y le atacamos, obviamente atacando su Presencia, su Alma, y no su cuerpo físico que, evidentemente, había muerto hacía mucho tiempo y no había nada que atacar. Tras atacar al Anciano, la duda volvió a nosotros, pues no quería saber nada de nosotros y cuando le atacábamos huía como Entidad en un intento de salvarse. No nos esperaba en absoluto, hasta el punto de que se quedó aturdido y casi suplicó clemencia, como diciendo: "¿Pero cómo, seguís atacándome?" Lástima que la clemencia ya no fuera un movimiento útil para utilizar con nosotros. Una vez terminada la práctica contra el Anciano, atacamos a los hechiceros que habían estado relacionados con él en el pasado: bueno, digamos que quedaban muy pocos de los que recordábamos, y esos pocos habían dejado de practicar porque estaban física y energéticamente destruidos. Aunque materialmente había pasado poco tiempo, poco más de año y medio desde su muerte, para los Hechiceros parecía que habían transcurrido al menos diez años: habían envejecido mucho, débiles, muy débiles físicamente y perezosos, como si la pérdida del Anciano les hubiera hecho perder toda la energía y todas las protecciones de las que hasta hacía poco se enorgullecían de poseer. En efecto, así era: los Hechiceros podían sentirse tan psíquicos como quisieran, ¡pero sin su Maestro no eran nada! Por otra parte, contra la gente corriente aún podían causar travesuras y problemas, ¡así que decidimos atacarles! Su reacción fue nula. No se defendieron, no se protegieron, ni siquiera se dieron cuenta de que íbamos hacia ellos: simplemente recibieron la paliza, y la recibieron muy fuerte. Estaban allí esperando su muerte, pues para entonces su Amo Oscuro ya no existía. Cuando acabamos con ellas, buscamos a las mujeres que pertenecían al mismo grupo y, por supuesto, cada una de ellas estaba dispersa por sus casas, en otras ciudades, algunas incluso se trasladaron a Francia, así que no penséis que estaban en la vieja casa de la Vieja todas reunidas como en los viejos tiempos porque, por supuesto, no era así: había que buscarlas una a una y visitarlas en sus casas. Sólo se encontraba una Bruja en la vieja casa del Anciano, que probablemente la había dejado a su cargo tras su muerte. No voy a describirte todas las prácticas que tuvieron lugar, todo lo que vimos durante las Visiones a Distancia ni todo lo que percibimos durante la Extracción de Recuerdos, porque llevaría demasiado tiempo. Es interesante que sepas que aquellos pocos, estaban todos muy deprimidos, muy cansados y fatigados: las mujeres parecían ligeramente más activas psíquicamente que los hombres, pero todos parecían haber envejecido muchos años desde la muerte del Anciano, como si sus células ya no tuvieran el "flujo de energía" que el Anciano les daba y hubieran envejecido rápidamente. Parecían abuelitas dóciles, sí, abuelitas dóciles que habían matado a innumerables inocentes durante sus Ritos Oscuros. Así que las atacamos sin la menor piedad ni ninguna otra emoción que pudiera haber reducido la fuerza de nuestros ataques. Mientras las atacábamos, una de ellas, la que estaba justo en la casa de la Anciana, se dio cuenta de que alguien la estaba atacando y pensó en voz muy alta, y cito: "Ya está, ha llegado mi hora... sólo tengo que esperar..." con una sensación de rendición y entrega que nunca antes había sentido en ellas, que eran unas Brujas muy crueles y muy seguras de sí mismas, pero en ese momento fue consciente de que aquellos ataques venían por una razón. 

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Los atacamos a todos, percibiendo claramente que entre los dos, las Brujas habían mantenido sus actividades psíquicas, aunque sólo ligeramente, continuando atacando a la gente aquí y allá y especialmente a los niños que encontraban; mientras que las Brujas se abandonaron mucho más, tras la muerte del Anciano, abandonando sus prácticas casi por completo en su mayor parte; por otra parte, muchos de los hombres y mujeres que formaban parte del grupo del Anciano habían muerto casi inmediatamente después de éste. Esto no quitaba que, aunque las mujeres intentaran mantenerse activas, sin el poder del Anciano vivo no eran capaces de hacer gran cosa, sino sólo esas maldiciones hacia la gente común e indefensa que, por supuesto, como siempre, era mucho más fácil de atacar. Cuando concluimos los ataques contra todas ellas, nos preguntamos: pero entonces, ¿quiénes son esas "presencias femeninas" que nos atacan si las Brujas del Anciano ya no tienen fuerzas ni para acercarse a nosotros? Tenía que ser otra persona, pues ya había quedado claro que no podían ser ellas: ni siquiera las Frecuencias coincidían. No obstante, a ellos también les cayó una buena paliza, ¡lo cual siempre era bueno! Por supuesto, no nos olvidamos del viejo y querido Vampiro, pero no tenía ni voluntad ni fuerzas para luchar, así que recibió los golpes pero no reaccionó en lo más mínimo. Tampoco intentó defenderse después. Por supuesto: sólo porque éramos nosotros; si hubiera sido cualquier otra persona la que hubiera intentado conectarse a la frecuencia del Vampiro o de las Brujas, le habrían dado una paliza. Sin embargo, ni siquiera él tenía nada que ver con lo que estaba ocurriendo. Así pues, una vez despejada cualquier duda sobre la correlación con el Anciano (muerto) y su grupo (muerto y moribundo) y lo que nos estaba ocurriendo en aquel momento, decidimos centrarnos exclusivamente en aquellas Brujas que nos estaban atacando en aquel momento y averiguar todo lo que pudiéramos sobre ellas, tanto más cuanto que ahora estábamos seguros de que no tenían nada que ver con las Brujas del Anciano; por tanto, se trataba de un asunto totalmente distinto. También hay que hacer una premisa. Con el tiempo, durante nuestras rondas de conocidos, Alexander y yo conocimos a menudo a personas que decían ser médiums que contactaban con demonios u otras entidades oscuras; hechiceros que afirmaban practicar las artes oscuras; brujas que decían ser capaces de matar con sus maldiciones, y muchos otros. Y ocurrió muchas veces que, tras conocernos, debido a sus ideas malsanas de que debíamos y podíamos someternos a sus ideas porque ellos eran viejos y nosotros muy jóvenes, esperaban poder hacernos algo. Pero aparte de la gran mayoría que ni siquiera se atrevió a intentar luchar contra nosotros, los más arrogantes que lo intentaron recibieron tal paliza que nunca pudieron contarlo. Así que hubo varias brujas y hechiceros que intentaron atacarnos con sus artes oscuras, pero evidentemente sus artes oscuras no estaban al nivel de nuestras artes psíquicas. Aunque al principio no lo sabían, y pensaban lo contrario hasta el punto de engañarse pensando que podían probar suerte contra nosotros, algunos tuvieron que descubrir en su propia piel que la suerte no se pone del lado de nuestros enemigos. Así pues, no fue nada nuevo para nosotros encontrarnos con practicantes oscuros, pues conocimos a varios de ellos en nuestro Camino: tanto es así que algunos de ellos me pidieron que me convirtiera en su Maestro, pues deseaban practicar las verdaderas Artes Psíquicas. Pero lo que nos sorprendió de esta nueva experiencia, no fue la presencia de Brujas más perversas que las que habíamos encontrado anteriormente, sino cómo habían llegado hasta allí, cómo nos habían conocido o quién nos las había enviado porque parecía que nos conocían pero nunca las habíamos visto. Aquella historia se estaba poniendo muy interesante. En días concretos, ocurría que un grupo de mujeres y algunos hombres conectaban de repente con nosotros y nos atacaban. Se conectaban todos juntos como si fuera algo organizado en grupo, de hecho nunca se conectaban de uno en uno y en momentos alternos, sino siempre todos juntos. Eran todos casi ancianos: una gran parte tenía entre 70 y 85 años; luego, en minoría, otra media de edad estaba entre 60 y 70 años, y por último, los "más jóvenes" del grupo tenían entre 40 y 50 años, pero estos últimos eran mucho menos numerosos. La mayoría de los presentes tenían entre 70 y 80 años. Pero, ¿qué hacían estas personas mayores contra nosotros? No nos quedaba claro por qué los amables abuelos morenos la tenían tomada con nosotros. Así que nos concentramos en averiguar quiénes eran y qué querían. Primero observé su aspecto y su lugar de reunión.

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Era mucha gente, sentada en sillas negras plegables que formaban un gran círculo: eran bastantes personas y, sin embargo, estaban sentadas en círculo, aunque aplastadas unas contra otras, decididas a mantener esa posición (creando el círculo, aunque forzado) en lugar de otra que tuviera más sentido dado el número de personas sentadas. Estaban en una sala enorme, de techos altos, que no parecía en absoluto la sala de conferencias de un hotel ni la casa de nadie, pues tenía una decoración demasiado "antigua" y también era demasiado grande y espaciosa para ser la casa de ninguno de ellos, que, por el contrario, no parecían en absoluto personas adineradas o acomodadas. Entonces, ¿a quién pertenecía aquella habitación o estructura? Parecía una habitación "prestada" o alquilada, pero que sólo utilizaban aquellas personas y no cualquiera que lo deseara. El alto techo recordaba tanto al interior de una iglesia, pero sin vidrieras ni adornos, sólo la estructura lo recordaba. Aquellas personas se sentaron en círculo, no por amistad ni para no dar la espalda a los demás, sino porque, como es buena costumbre durante los Ritos Oscuros, crearon un círculo para llamar a Alguien de dentro. Puesto que nos estaban atacando, desde luego no tenían intención de llamar a cosas buenas durante ese Rito del Círculo. A primera vista, no me parecía conocer ni reconocer a ninguna de aquellas personas, y al percibir sus recuerdos, ni siquiera nos conocían a Alexander y a mí en persona, ni siquiera de haber hablado con nosotros cara a cara una vez, así que ¿por qué nos atacaban si ni siquiera nos habían visto una vez en su vida? Estaba claro que aquellas personas habían sido convocadas por alguien; pero ese alguien debía de ser muy rico para pagar a todas aquellas personas y convencerlas de que arriesgaran sus vidas para atacarnos en grupo, porque de lo contrario no tenía explicación. Pero al verlos, parecían indigentes, por lo que probablemente sólo necesitó unos céntimos para convencerlos, o peor aún, ni siquiera eso, porque los manipuló de alguna otra forma. A determinadas horas del día, más o menos una vez a la semana, se reunían en grupo y empezaban su "sesión" hacia nosotros, que duraba media hora, una hora. Algunos de ellos se encargaban entonces de traernos sus "deberes", y una anciana en particular empezó a practicar sus "maldiciones" incluso una vez en casa, sola, y un hombre siguió su ejemplo, mientras que todos los demás continuaban sólo cuando estaban en grupo. Sin embargo, además de atacarles, decidimos observar lo que hacían, porque no nos bastaba con atacarles para defendernos, sino que también queríamos comprender si lo que nos ocurría a nosotros también les ocurría a otras personas que eran víctimas y no eran conscientes del mal que les traían esos ancianos. Al igual que cuando acabamos con el Anciano y su grupo de hechiceros, no lo hicimos sólo por nosotros, porque si hubiera sido por nosotros, habría bastado con atacar al Anciano, hacerle comprender que no debía luchar contra nosotros y acabar con él: habría seguido atacando a todas sus víctimas favoritas mientras no se acercara a nosotros. Pero no, no le dejamos libre para que dañara a quien quisiera, sino que le atacamos hasta el final de su vida para impedir que dañara a otras personas que se ponían a su alcance, incluidos muchos adolescentes y niños, e hicimos lo mismo con todos sus Hechiceros. Por eso, incluso en esta última ocasión, relatada hace un rato, no dejamos en paz a los Brujos y Hechiceros y al Vampiro sólo porque ya no nos atacaban; ¡es fácil que decidan no atacarnos cuando les mostramos que les partimos la cara! Pero eso no significaba que dejaran de atacar a otras personas que no eran capaces de defenderse y reaccionar contra aquellos ataques oscuros y poderosos. Así que, aunque no fueran ellos en esta última ocasión, ya que estábamos allí, decidimos atacarles de nuevo para asegurarnos de que no tuvieran fuerzas para dañar a otras personas inocentes. Es muy sencillo, no debes pensar sólo en ti mismo, sino que debes comprender que si dejas suelto a un ser oscuro, aunque ya no te toque, tocará a muchas otras personas que no merecen sufrir arremetiendo contra ellas; por tanto, nunca hay que dejarlo suelto en el apogeo de su fuerza, independientemente de lo que vaya a ocurrir. Aunque en ese momento ya no te ataque, no te puede importar nada fingir que no lo sabes, o adormecerte con las falsas ideas amables (¡pero completamente manipuladas por los pleyadianos!) de que si les está pasando a ellos, entonces quizá esas personas merezcan recibir los ataques y, por tanto, ni siquiera sería correcto ayudarlas y salvarlas. Decidí hace tiempo que no me dejaría adormecer por pensamientos amables de no ayudar a los demás, o de no intervenir cuando otras personas y/u otros Seres recibieran ataques oscuros infundados. 

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Por supuesto, también hay muchas personas que merecen ataques... y yo se los permito, porque una cosa es defender a un inocente y otra muy distinta defender a un enemigo. Pero estas lecciones para aprender las diferencias entre ambos se aprenden en la práctica, no sólo leyendo. Por lo tanto, igual que habíamos decidido atacar a los Brujos y Hechiceros del Antiguo, al propio Antiguo y al Vampiro de nuevo, para mantener al día nuestras intenciones sobre ellos y recordarles una vez más que les vigilábamos, haríamos lo mismo con el nuevo "grupo" de antiguos que decidían atacarnos. No nos bastaba con romperles la cabeza hasta que dejaran de tocarnos. Teníamos la intención de romperles la cabeza hasta que dejaran de atacar a nadie. Así que nos quedamos observando para ver qué hacían aparte de reunirse entre ellos para intentar atacarnos. Lo que vimos fue realmente terrible. Cada una de aquellas personas llevaba fotos de alguien, la inmensa mayoría de las cuales llevaban fotos de niños y niñas. Otras fotos retrataban a adolescentes, chicos y chicas, otras pocas fotos pertenecían a personas de menos de 30 años; así que todo eran fotos de gente muy joven y más raramente fotos de gente de más edad. En aquel momento Alexander y yo teníamos 25 años. Su objetivo era maldecir a cada una de las personas que retrataban las fotos, que cada uno llevaba consigo, luego la fotocopiaba, pasaba las fotocopias a todos los demás para que todos tuvieran una, y todos actuaban en grupo para maldecir a la persona retratada y de la que todos tenían una fotocopia. Lo que más me perturbaba no era ver mi foto en sus manos, sino saber que además de mi foto había docenas y docenas de fotos de niños y luego adolescentes inconscientes de lo que les iba a ocurrir después de estas sesiones que se estaban llevando a cabo sin su conocimiento. ¿Quiénes eran estas personas y qué estaban haciendo? Lo peor fue darse cuenta de que una Secta Oscura como ésa, capaz de cometer los peores actos oscuros, estaba formada por personas mayores que tenían familia y nietos, y que llevaban fotos de familiares adultos y sobre todo de adolescentes y niños, para difundir fotocopias de sus caras y maldecir a esas personas todas juntas. Entre esas fotos también estaban las nuestras, tomadas varios años antes, y tuvimos que averiguar quién las había llevado allí sin nuestro conocimiento, ya que no éramos nosotros quienes las habíamos difundido, también porque no tenemos redes sociales. Desgraciadamente, hay mucha gente que cuelga sus fotos en las redes sociales del régimen y luego espera que alguna extraña norma legal impida que la gente guarde las fotos en su PC o dispositivo y haga lo que quiera con esas fotos. Estas mismas personas cuelgan fotos de sus hijos y nietos en Internet, pensando que no hay nada malo en hacerlo; pero estas personas inmaduras, inconscientes y malditamente ignorantes no saben que hay demasiada, demasiada gente que guarda fotos de niños y, por supuesto, de adultos para usos realmente oscuros. Pero la gente es tan ignorante, y muchos padres son tan estúpidos e imbéciles, que publican fotos de sus hijos en las redes sociales, ignorando por completo cuántos pedófilos guardarán esas fotos y luego harán un uso repugnante de ellas. Pero a los padres no les importa. Porque tienen que publicar fotos de sus hijos para presumir ante la gente de lo guapos que son. Los padres no se dan cuenta de lo grave que es esto ni siquiera cuando sus hijos desaparecen, porque ni siquiera en situaciones extremas asumen su responsabilidad y se dan cuenta de que no es más que una estupidez publicar fotos de niños en Internet. Pero si no se dan cuenta cuando los niños son secuestrados y violados, no digamos si se dan cuenta de la gravedad cuando los niños no son secuestrados, pero sus fotos se utilizan con las peores intenciones y estos niños, aunque no hayan sido secuestrados, son acechados desde lejos durante muchísimos años. Y una vez adolescentes, son engañados. Pero los padres no saben que sus hijos han sido perseguidos durante muchos años antes, incluso desde que estaban en la guardería. Los padres que publican fotos de sus hijos creyendo que tienen derecho a ponerlos en manos de enfermos mentales deberían ser demandados de antemano. Pero además de los pedófilos, que ya me parece absurdo como razón para no publicar nunca fotos de los propios hijos y nietos en Internet, hay otras razones mucho más ocultas que debes tener en cuenta siempre que se te ocurra compartir tus fotos, y las de otras personas, en la red pública. Porque aunque creas trivialmente que puedes elegir las restricciones y decidir quién debe ver tus fotos y quién no, no estás teniendo en cuenta que todas tus fotos serán vistas por los peores criminales del mundo; sólo puedes elegir no mostrárselas a tus familiares más cercanos, pero quienquiera que esté detrás de las redes sociales del régimen, es decir, quienquiera que controle las redes sociales del régimen como fb o instag desde dentro, comparte tus fotos con los peores criminales.

Fin de la página 5 de 5. Si te ha gustado el artículo, por favor, comenta a continuación describiendo tus sensaciones al leer o practicar la técnica propuesta

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